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Esta fruta en forma de cannabis es una combinación perfecta entre golosina, kush y algunos matices que recuerdan a la piña de la famosa Cinderella 99.
Auto Acid es nuestro híbrido de floración automática Diesel creado desde la selección y posterior cruce de varias generaciones.
T.H. Seeds se enorgullecen en presentar una versión autofloreciente de una favorita del cannabis. Esta personalidad súper dulce y satisfactoria provoca un colocón corporal muy relajante - que querrás probar una y otra vez. Además de todo esto, va de semilla a cosecha en 70-80 días. Damas y caballeros, ¡saluden a la Auto Bubblegum!
La Auto Critical HOG es una colosal cepa autofloreciente. Fácil de manejar, es una consistente fuerza productora - perfecta para principiantes. T.H. Seeds (los creadores de este irresistible espécimen) combinaron la Tennessee HOG con la Critical Mass, y el resultado es una "auto" de brote "Critical". Con los cuidados adecuados, puede llegar a producir 350-550g/m²
Jack auto-floreciente tiene lo mejor de dos mundos. La madre Sativa dominante de Jack Herer con alta estatura y sabor dulce, subidón progresivo y amplio, cruzada con un vigoroso padre White Widow de floración rápida para obtener un híbrido equilibrado en su forma auto-floreciente.
Una autofloreciente explosiva con el beneplácito de Tommy Chong. Esta bestia híbrida posee una gran potencia y rendimiento, junto con una genética muy estable
De nuestro gran éxito Melon Gum ahora presentamos su versión en automática debido las exigencias del gran público. Esta dama, la cual conserva las características de la versión normal, estará lista entre 60 - 70 días desde su germinado, logrando así un manjar de buen tamaño sin atender a fotoperiodos como lo hacen las feminizadas normales.
La AUTO MK-Ultra® Kush de TH Seeds es una potente variedad autofloreciente basada en la MK-Ultra. Es un cruce de OG Kush x G13 x Ruderalis y ofrece su legendario cogollo en 9 semanas de semilla a cosecha. ¡No te dejes engañar por su tamaño! Sus densos cogollos te dejarán sin habla tras la primera calada